50 mil hectáreas son protegidas y preservadas a
perpetuidad, aunque cambien de dueño, establece la iniciativa de The Nature
Conservancy. Fuente: La Segunda 10 de junio 2014.
Bosques de alerces, pudúes y
poblaciones de zorros de Darwin. Esas son algunas de las especies que
habitan en 50 mil hectáreas ubicadas entre las comunas de Corral y La Unión, en
la Región de Los Ríos, que componen la Reserva Costera Valdiviana (RCV).
La misma que desde hace algunas
semanas, y gracias a la gestión de la ONG The Nature Conservancy (TNC), se
transformó en la “servidumbre de conservación” más grande de Chile. Un área que
tras la firma de una escritura pública está protegida y deberá ser preservada a
perpetuidad, aunque cambie de dueño.
Según la gerente de conservación
de TNC, Maryann Ramírez, luego de haber adquirido hace más de 10 años el
terreno, que en el pasado perteneció a dos empresas forestales, encontraron una
herramienta legal que asegurara su protección.
“Se eligió este lugar porque es
una zona de alto valor de conservación, con un bosque templado de importancia
mundial y un ecosistema endémico, pero muy amenazado por la presencia de la
industria forestal y con muchos cambios en el uso del suelo”, explicó.
El trabajo en terreno a lo largo
de una década, sin embargo, ha dado sus frutos. Muestra de ello es que con la
instalación de cámaras trampa lograron establecer la presencia de especies que
no existían en esa zona, como el zorro de Darwin, que está en peligro de
extinción.
O certificar la edad de alerces
milenarios. “Tenemos uno de 3.600 años”, cuenta orgullosa la ejecutiva, quien
está consciente de que lo difícil viene ahora, pues si bien lograron
transformar las 50 mil hectáreas en una “servidumbre de conservación”, asumieron
una serie de compromisos que deberán cumplir al pie de la letra.
“Se hizo una zonificación donde
hay especies de bosque nativo y alerces que no se podrán tocar jamás. También
se estableció una ruta con kilómetros y metros cuadrados restringidos donde
podría haber senderos”, comentó Ramírez.
Además, TNC limitó los espacios
para la construcción. “Hay zonas donde están las cabañas de los trabajadores,
pero se limitó la infraestructura y no se puede levantar, por ejemplo, una
casa”, dice la gerente, quien agrega que obviamente en la RCV no se puede
cazar, ni tampoco poner trampas. Que todos esos compromisos se cumplan será
fiscalizado por la Fundación FORECOS (Ver recuadro).
Para asegurar la conservación la
ONG firmó un acuerdo con BHP Billiton, que protegerá las 50 mil hectáreas
removiendo eucaliptos y plantando más de 2,5 millones de árboles autóctonos. En
total, invertirán US$20,4 millones en este proyecto que generará bonos de
carbono, preservará el bosque nativo y evitará la degradación.
Evaluarán presencia de amenazas
Habrá monitoreo constante
Para que la servidumbre se cumpla
debe haber un garante, figura conocida como Land trust, que en este caso es la
Fundación FORECOS. Su vicepresidente, Christian Little, contó que hay un plan
de monitoreo de 3 etapas. “Se harán controles anuales, bianuales y cada 5 años
para evaluar cambios en las áreas permanentes, las de acceso más difícil y el
nivel de amenazas”, explicó. En este sentido, dijo que la principal es el
hombre, que con sus actividades puede provocar, por ejemplo, incendios
forestales. Además, evaluarán la existencia de especies invasoras, como el ulex
(un género de arbustos) y la presencia de ganado, puede entrar a la reserva y
que la degrada.
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