Por Inmaculada Tapia | 16 Julio, 2014
Hay proyectos decorativos que van más allá del diseño, como el denominado PetLamp, en el que un mar de plástico se transforma en bellas lámparas: luz que da vida.
El diseñador industrial español Álvaro Catalán de Ocón ha
sido el encargado de dar forma a una iniciativa que ha puesto en valor la
artesanía de comunidades como la de los epearas y los guambianos de Colombia,
quienes han trasladado su artesanía al reciclaje de las botellas de plástico
que se acumulan en el Amazonas.
Las botellas de plástico de Coca Cola son el soporte que ha
servido para emprender un proyecto de trabajo sostenible, PetLamp, basado en el
diseño de lámparas que comenzó en 2011 en Colombia, tiempo después se ha
desarrollado en Chile y en breve se extenderá a Japón y Etiopía.
"Una visita a Colombia fue
el detonante, y el momento, cuando me invitaron a participar en un proyecto
basado en la reutilización de botellas de plástico",
comenta Catalán de Ocón. La trayectoria del diseñador, volcada en el diseño de
lámparas, le llevó a plantear la creación de estas luminarias.
Los residuos se reciclan y se transforman en hermosas
lámparas en las que se aplican técnicas de artesanía milenarias, que consiguen
hacer olvidar el material sobre el que se sustentan.
Hermosas lámparas de desecho
El problema que se pretendía atajar con ello es la enorme
cantidad de plástico que flota en el Amazonas y que ha creado una isla de
deshechos. "Me motivó no solo conocer el país sino
llevar una cultura y una tecnica artesanal de un país a
otro", explica el diseñador.
"La botella es uno de los objetos
más industriales; combinarlas con la cestería, una técnica más antigua que el
barro, y transformarlas con la artesanía, me intersaba más que la variedad de
objetos que se podían contruir con ellas",
explica.
Así, se empezó a observar a la botella como un objeto digno y no como un residuo, y eso le
ha otorgado unas posibilidades inesperadas.
Asegura que la artesanía te
permite llegar a un nivel más profundo
de conocimiento de las personas y el mundo
que las rodea.
"No quiero que sea el
proyecto que marque mi carrera, pero sí es cierto que es uno de los que más me
ha influido en mi trayectoria", comenta.
Reconoce que tres iniciativas son las que han marcado su
trayectoria: Cornucopia, su proyecto de fin de carrera, que le inspiró un
estilo y una manera de enfrentarse a un proyecto, por su austeridad; Flaca, una
lámpara llevada al límite, y PetLamp, un proyecto al que califica de redondo por toda su historia.
Un universo creativo centrado en las lámparas, porque es uno de los objetos más
ricos que conozco y en el que confluyen luz, técnica
y diseño. El mobiliario se está
reinventando constantemente: la lampara es más dinamica, porque se tiene que
adaptar a la tecnología del momento. Y eso supone un reto, indica.
Reduccionismo más que minimalismo
Además, se define como un diseñador reduccionista, más que
minimalista, intentando quedarse con lo básico de cada creación.
Poco a poco, trata de representar una idea y un concepto de
la manera más
sencilla posible, una idea que puso en práctica en su proyecto con la firma de muebles Vitra, en el que
incorporó el bordado y el ganchillo a una de sus
sillas icónicas, Alluminium.
En sus estanterías reposan varios premios, aunque reconoce
que el que más le ha marcado ha sido el otorgado en Milán como Diseñador joven
del año en 2010, ya que es un poco la meca del diseño joven en el mundo y te mides con los diseñadores de cualquier parte.
Asegura con orgullo que no ha trabajado nunca para nadie. He aprendido a golpes, probando, y eso me ha dado una
personalidad y el poder desarrollar mi carrera de diseñador, dice.
Aunque le gustaría enfrentarse a la industria para unir fuerzas, su
objetivo está ahora en asentar sus proyectos y
sacar con fuerza algún proyecto, comenta
con decisión.
* Reportaje EFE
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