Puede parecer que el desierto de Atacama está compuesto de
piedras de aspecto marciano, de flores endémicas que brotan una vez cada década
y de alguno que otro guanaco perdido por ahí. Sin embargo, el lugar más seco
del mundo guarda un secreto muy antiguo. (Elmundo.es, 08 de julio 2013).
Grandes figuras humanas, con formas geométricas y de animales, inundan algunas laderas de las colinas del norte de Chile, desde Antofagasta hasta Arica, en la frontera con Perú. Estas representaciones gráficas gigantescas, denominadas geoglifos, se encuentran en las laderas de las montañas y miden entre veinte y treinta metros de largo, aunque es difícil observarlas a ras de suelo.
Los geoglifos se definen como manifestaciones de arte rupestre
de pueblos prehispánicos, algunos de ellos anteriores al año 1.500 a.c.
Representan ideas sobre recursos naturales, centros ceremoniales, lugares de
encuentro, tráfico comercial y rutas entre poblados. Es decir, eran documentos
que servían a los habitantes del desierto para mostrar el mundo en el que
vivían a las generaciones futuras.
Se construían de dos maneras. Mediante la técnica de extracción,
que consiste en sacar el material de superficie que cubren las figuras trazadas
en los cerros del desierto. El material que es desplazado enmarca y destaca a
su vez un área de color claro, la del geoglifo, que contrasta con el fondo
natural gris oscuro.
La técnica de adición, por su parte, consistía en agregar o
acumular piedras de color gris oscuro, para definir la figura del geoglifo, la
que contrasta sobre un fondo claro característico. También existía una técnica
mixta que combinaba ambos procedimientos.
Chile,
el país con más geoglifos
Para ver estos curiosos dibujos esquemáticos, en forma de vicuña
geométrica o de hombrecito del espacio, hay que observarlos desde la distancia
o a vuelo de pájaro. Este tipo de representaciones sólo existe en cinco países
del mundo: Estados Unidos, Australia, Inglaterra, Perú y Chile, siendo este
último el que posee la mayor densidad de geoglifos del planeta y algunos de los
más antiguos.
A pesar de que los geoglifos constituyen un tesoro patrimonial
de valor incalculable, que sirve como una importante fuente de conocimiento
sobre las antiguas cosmovisiones de diferentes culturas, numerosas asociaciones
chilenas y peruanas se quejan del profundo abandono que sufren estos dibujos
ancestrales.
Cada año, el Colegio de Arqueólogos de Chile presenta un recurso
de protección contra el Rally Dakar por los supuestos daños a sitios
arqueológicos. El último, el 8939-2013, se presentó en la 7ª Sala de la Corte
de Apelaciones de Santiago el pasado 17 de junio de 2013.
La denuncia busca evitar la realización del Rally Dakar 2014 en
territorio chileno, por considerarlo una amenaza al derecho constitucional a
vivir en un medio ambiente libre de contaminación, toda vez que en Chile, el
patrimonio cultural forma parte de la definición legal de medio ambiente.
"El formato del rally, donde los pilotos tienen un libro de
ruta con indicaciones pero pueden circular por donde quieran, dificulta la
protección de restos arqueológicos o de sitios de valor histórico y
cultural", ha comentado en reiteradas ocasiones la abogada Paola González,
vicepresidenta del Colegio de Arqueólogos.
"Dejan un enjambre de huellas en territorios prístinos como
el desierto de Atacama. Estamos a ciegas ante la real magnitud de la
destrucción", añade la defensora de los restos arqueológicos, que critica
también a los chilenos que transitan con sus vehículos por donde les apetece
sin ningún tipo de control.
Los demandantes, entre los que se encuentran Paola González,
sostienen que la carrera ha provocado cuantiosos daños al patrimonio
arqueológico del norte del país durante las seis ediciones en las que ha pisado
suelo chileno. Una investigación llevada a cabo por el Consejo de Monumentos
Nacionales (CMN) en diciembre del año pasado, revela que, al menos 207 sitios
de valor arqueológico e histórico, sufrieron daños tras el paso del Dakar entre
2009 y 2012.
Los arqueólogos critican también que la realización de sondajes
de las empresas mineras para descrubrir nuevos yacimientos tampoco tienen ningún
tipo de control. Hace unas semanas el senador Carlos Cantero denunció los daños
que sufrió un geoglifo en el sector de Montecristo, localizado en la zona de
Chug Chug, como consecuencia de la instalación de torres de alta tensión. En la
zona hay cerca de 500 figuras.
Peligro
en Nazca
Las quejas se repiten unos cuantos kilómetros al norte, en las
archiconocidas líneas peruanas de Nazca, declaradas Patrimonio de la Humanidad
por la Unesco en 1994. Estos geoglifos, los más conocidos del planeta, adoptan
formas de animales gigantescos de hasta 275 metros de largo.
Sus contornos describen decenas de aves, desde colibríes hasta
pelícanos o grullas. Pero también aparecen otras especies; una araña, una
lagartija, un mono, e incluso lo que algunos consideran un astronauta. Al igual
que en Chile, hace unos meses saltaron las alarmas en Nazca.
La Dirección Regional de Cultura constató "daños
irreparables" llevados a cabo por una empresa de extracción de material de
construcción en un conjunto de líneas que alcanzaban entre los 60 y los 120
metros de longitud. El director del Instituto de Investigaciones
Aeroarqueológicas Ojos de Cóndor, Eduardo Herrán Gómez de la Torre, acusó al
Gobierno de Perú de no actuar para detener estas acciones.
La empresa y las autoridades regionales aseguraron en un primer
momento que los terrenos donde se producían los desperfectos eran de
titularidad privada y, por lo tanto, no podía existir intervención pública. La
presión de la ciudadanía y de diversas organizaciones hizo que el Gobierno
tomara cartas en el asunto.
Fuente: Fundación Terracam
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