El Quehaydecierto conversó con una de las voces
autorizadas sobre el desierto florido en la Región de Atacama, quien nos habló
sobre diversos temas relacionados con este fenómeno único en el mundo.
Fuente:
quehaydecierto.cl, 22 sep 2015
Cuando pasa agosto y comienza septiembre en Atacama se da
inicio a un fenómeno que no está presente todos los años, pero producto de las
lluvias que se han dado en el 2015 se ha podido observar; se trata del desierto
florido, que hace a esta región sumamente atractiva para muchos visitantes.
Raúl Céspedes Valenzuela, es Museólogo del Centro Nacional
de Museología, en el Museo Nacional de Historia Natural de Santiago y además es
Guía de Turismo certificado que lleva casi 40 años estudiando el del desierto
florido en la Región de Atacama y es voz autorizada para hablar de este
fenómeno.
Céspedes relata a El Quehaydecierto que mientras estudiaba
en Santiago conoció al destacado botánico, Carlos Muñoz Pizarro, quien fue el
que le contó que el “desierto florecía” y esto le dio mucha curiosidad y se
preguntó “¿cómo va a florecer el desierto?” y cuando se vino a Copiapó hace
aproximadamente 40 años, “me di cuenta que esto efectivamente era así, que
comenzaban a salir plantas y empecé a interiorizarme en esto y llevo estudiando
el desierto florido por más de 35 años en la Región de Atacama”.
Un desierto está asociado a una sección geográfica del
planeta, en este caso la Región de Atacama, que carece de humedad y vegetación
y en donde predomina la aridez.
Pero esta zona de Chile tiene unas características muy particulares,
que están relacionadas a la ausencia de precipitaciones. Estas se presentan
cada cierta cantidad de años causando verdaderos estragos en el ecosistema
asociados a lo que es el desierto florido.
Esta región, como varias otras de Chile está sumida a la
sequía, que ha agravado la crisis hídrica que vive el país, pero cada cierto
tiempo, que puede variar entre 3 a 10 años, ocurren precipitaciones en el
desierto de Atacama, lo que produce que nazcan nuevas hojas de arbustos secos,
brotan semillas, bulbos, y rizomas por años guardados bajo tierra.
Al respecto Céspedes señala que “este proceso es curioso,
porque por ejemplo este año con las lluvias de marzo y julio, en abril ya
teníamos el desierto florecido y así lo informaban los medios y la gente lo veía:
manchones de flores blancas, lilas y azul oscuro, llamadas ‘suspiros de campo’,
que son las primeras que salen cuando hay lluvia, pero no era el desierto
florido, ya que este con este se dan otras condiciones asociadas no solo a la
flora, si no que también a la fauna.”
Raúl Céspedes indica además que “de aquí a algunos años más
la sequía va a ser bastante más evidente, por el cambio climático brutal que
estamos viviendo y es muy probable que el desierto florido desaparezca por
varios años.”
De hecho hay registros históricos del desierto florido que
datan de 1830, cuando se observó por primera vez, pero Claudio Gay, naturalista
francés, que visitó Atacama en 1831 pudo verlo recién en 1940, casi 10 años
después de lo registrado por primera vez.
“Es que el desierto florido es cíclico”, señala Céspedes,
añadiendo que “lo que tenemos en cuanto a flora está asociada a tres fases, la
primera son aquellas flores que salen de de semillas, las que salen de bulbos y
las que aparecen de rizomas. Estas tres tienen una particularidad y es que
tienen un mecanismo que se llama de ‘latencia’ y está asociado fundamentalmente
al tiempo que pueden soportar en el desierto con la ausencia de agua y oxígeno,
pero cuando se despierta este mecanismo y comienzan a salir todas estas flores.
Primero salen las de semillas, luego las de bulbos y después las de rizomas y
cuando las flores comienzan a aparecer empiezan a aparecer los insectos y las
aves que vienen de otros hemisferios.
¿DESIERTO FLORIDO LUEGO DEL 25M?
Si bien el desierto florido como tal, está asociado a las
lluvias que se presentan en la región y en el desierto de Atacama, Raúl
Céspedes señala que las flores aparecidas luego de las fuertes lluvias y
aluviones que azotaron a la región en marzo pasado “no son del desierto florido.”
Para el especialista “lo ocurrido en marzo pasado con el
aluvión y con la lluvia de mediados de julio, es algo sin precedentes, ya que
esto despertó un ecosistema latente, donde solamente algunas especies logran
salir, ya que cuando hablamos de desierto florido estamos hablando de un
ecosistema amplio, que incluye flores, insectos, reptiles, lagartos, aves y
mamíferos.”
Agregando que “cuando todo este ecosistema se manifiesta
entre fines de agosto, y los meses de septiembre y octubre, recién podemos
hablar de desierto florido en su magnitud, si no es eso, estaríamos hablando de
floraciones temporales.”
EL PASO DEL DAKAR ¿AFECTA O NO AFECTA?
Cuando pasa el Rally Dakar por Atacama una de las
principales preocupaciones de los sectores ambientalistas en la región es qué
pasa con el patrimonio y el desierto florido.
Raúl Céspedes es enfático en indicar que “como guía
turístico certificado, puedo decir responsablemente que por lo menos en la
Región de Atacama, los sitios por donde ha pasado el Dakar no han sido lugares
donde haya habido floración.”
La razón de esta afirmación es que en esta carrera
“habitualmente se utilizan caminos mineros que datan de trayectorias que datan
de muchos años donde el impacto.” Agregó que “en los sectores en donde ha
habido competencia en arenales tampoco hay una gran cantidad de floración.”
Par el Museólogo lo importante es “que la gente, especialmente
la que va a ver el desierto florido, es que sea extremadamente responsable en
cuanto a ayudar en la conservación del ecosistema, la flora y fauna, no botando
basura, tampoco cortando plantas y no caminando por lugares en que no está
permitido.”
Céspedes cuenta que “vi con angustia y enfado cuando en
abril pasado había un pequeño rally cerca de Vallenar y estos tipos andaban con
los autos encima de las flores con un descaro tremendo. Hay que tener un mínimo
de sentido común sobre no caminar sobre las plantas, ni menos en auto, porque
el ecosistema se altera brutalmente.”
“Cuando el desierto florido se presenta, aparte de visitarlo
hay que cuidarlo y no destruirlo.” Concluye Céspedes.
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